jueves, 21 de marzo de 2013

The mysterious boy (Final)


El sol me daba de lleno en la cara pero para nada me molestaba, es más, lo agradecía. Desde que vivía en Londres podía contar los días soleados con una mano, y eso que llevaba aquí varios años. Estaba tumbada en el césped bocarriba intentando tener un momento de paz, pero sabía que duraría poco.

-Mami, dile a papá que deje de hacerme cosquillas.-se tiró encima de mí.

-¿A papá?-abrí solamente un ojo para hacerla reír.-¿Tan cabreada estás que no lo llamas papi?

-¡Es que no me deja!

Abrí completamente los ojos y la observé unos segundos. Era idéntica a su padre, sobre todo cuando se cabreaba. Tenía el pelo tan oscuro como él y esos ojos color miel que brillan de una forma especial. Lucy al ver que no respondía se cruzó de brazos inflando los mofletes.

-¿Quieres que vayamos a hablar con papá?-ella asintió.-¿Y qué le decimos?

-¡Qué no me haga cosquillas!

-¿Y si mejor le decimos que te deje que lo peines?

-¡Sí, jugar a las peluqueras!

Reí por la forma tan extraña en la que comenzó a saltar y me levanté para ir en busca de Zayn. Entramos en casa cogidas de la mano mientras Lucy gritaba llamando a su padre, que rápidamente nos respondió para que fuésemos con él.

-Mami tiene algo que decirte.-le sacó la lengua sentándose a su lado en el sofá.

-A ver mami, habla.-me dijo él.

-Juega a las peluqueras con la niña.

-¿De quién ha sido idea esto?

Lucy me señaló a mí y yo la señalé a ella, siempre hacíamos lo mismo y al final nos echábamos a reír. Zayn nos miró con los ojos entrecerrados y tiró de mi brazo para que cayera sobre sus piernas.

-No sé por qué me huele a que esto es idea tuya.-me susurró al oído.

-Puede ser, me encanta como quedas siempre.

-Oye Lucy, ¿por qué no peinas a mamá?

-No, a ti.-después abrió mucho los ojos y nos abrazó.-¡Mejor a los dos!

Esta vez fui yo la que miró a Zayn con los ojos entrecerrados y él comenzó a reír. De pronto oímos un leve llanto y me levanté de un salto, estaba salvada.

-Ve peinando a papá, voy a ver qué le pasa a Mike.

Subí las escaleras prácticamente de dos en dos para llegar a la habitación del bebé. Al entrar lo encontré llorando, se acababa de despertar. Nada más cogerlo en brazos se calló y se abrazó a mí. Volví a bajar las escaleras para entrar al salón pero el timbre sonó, así que fui a abrir.

-Hola grandullón, ¿te has despertado ya de la siesta?-dijo Harry cogiendo al bebé.

-Pero no lo cojas tú.-le gritó Louis entrando detrás de él.-Luego no se quiere despegar de  ti.

-Serán maleducados, ni te saludan.-me dijo Liam.-Hola Amber, te veo muy bien.

-Hola Liam.

-Amber.-me saludó Niall dándome un beso en la mejilla.-¿Qué tienes hoy para mí?

-La cocina es toda tuya, coge lo que quieras.

Esto era prácticamente un ritual, siempre que los chicos venían hacían lo mismo. Fui detrás de ellos y entré al salón encontrándome a Zayn con unos cuantos totos en la cabeza y Lucy sobre Harry ocupándose ya de su pelo mientras Mike reía por las caras que Louis le ponía.

-Hoy que me apetecía a mí algo de chocolate no tenéis nada.-entró Niall con una bolsa de patatas.

-¡Pero deja de comer!-le dio Zayn una colleja.-Siempre que vienes tenemos que ir a hacer la compra porque acabas con todo.

-¿Por qué no han venido las chicas y los niños?

-No queríamos molestar demasiado.-respondió Liam amablemente.

-Lucy cariño, ¿por qué no peinas a tu mamá?-intentó deshacerse de ella Harry.-Mira que pelos lleva hoy.

-Serás...

-Esa boca, que hay menores delante.-me riñó Louis.

-No tito, quiero jugar contigo.

-Claro Harry, ahora va a maquillarte.

Inmediatamente la niña corrió a su habitación para traer su estuche con pinturas. Yo me senté junto a Zayn y él me dio un tierno beso en los labios, no tardaron mucho en dejar de nuevo a Mike en mis brazos.

-Y pensar que la primera vez que te vi quise ligar contigo.-volvió a decir Harry y se llevó un codazo de Zayn.-Lo digo por cómo me trata, pero tranquilo que cuando yo la vi estaba hasta las trancas por ti.

-Es el efecto que suelo causar en las mujeres.-se llevó esta vez él un codazo de mi parte.-Causaba cariño, causaba.

La niña volvió y acabó maquillándolos a todos. Cuando cenamos y ellos ya habían dado bastante el follón, se fue cada uno a su casa. Zayn fue a acostar a Lucy y yo le di el biberón a Mike para después llevarlo a su cuna.

Cuando se quedó dormido fui a mi habitación y al ver que Zayn todavía no estaba allí fui al dormitorio de la niña. Me quedé en el marco de la puerta apoyada escuchando como le contaba la misma historia de siempre, una chica que paseaba perros tropezó y al levantarse del suelo se encontró con el amor de su vida, también llamado chico misterioso.

Lucy se quedó dormida y Zayn le dio un beso en la frente para después salir de la habitación. Cuando se dio la vuelta y me vio su sonrisa se acentuó un poco más. Llegó a mi lado y entrelazó sus dedos con los míos mientras cerraba la puerta.

-Está muy mal escuchar conversaciones ajenas.

-Bueno, estabas hablando de mí así que estamos en paz.-puse mis brazos sobres sus hombros.

-No sé cómo no se cansa de esa historia, siempre quiere que se la cuente.

-Porque es nuestra historia y es la más bonita que hay.

-Te quiero.-me dio un beso en los labios.

-Yo también te quiero chico misterioso.

Y así es como ocurren las cosas más importantes. Un día vas caminando por la calle y de repente te encuentras con esa persona que siempre estará a tu lado y te hará reír en los peores momentos. Como dicen, el amor está en todas partes.


viernes, 15 de marzo de 2013

The mysterious boy (Parte 2)



Volví a casa por la tarde después de haber estado en urgencias. Cuando el chico misterioso me dejó en casa decidí ir al médico porque el dolor de la muñeca no me dejaba hacer nada, aunque allí solo me recomendaron que me pusiera una muñequera.

Dejé las llaves sobre la mesita de la entrada y fui hasta la cocina para servirme un vaso de agua. Estaba realmente cansada y de mi mente no salía aquel chico. ¿Qué había hecho conmigo? Oí un ruido en el interior de la casa y me giré para ver qué pasaba.

-Hasta que llegas.-era Carly, mi compañera de piso.-¿Dónde estabas metida?

Levanté el brazo y le enseñé lo que llevaba en la muñeca. Ella arqueó una ceja como preguntando y yo simplemente le dije que me había caído, no tenía ganas de contarle todo lo que había pasado. Me miró seria unos segundos y después dio una palmada.

-Tienes que dejar de pasear perros, te acabarán matando.

-Si tú me buscas otro trabajo por mí encantada.

-Bueno, de momento puedes empezar viniendo a la fiesta de esta noche.

Carly tenía un trabajo mucho mejor que el mío, y sobre todo uno en el que ganaba muchísimo más que yo. Era organizadora de fiestas y cada quince días tenía una. Siempre me obligaba a ir con ella, unas veces con la escusa de divertirme y otras simplemente para ayudarla.

-¿Para quién es esta?

-¿No te acuerdas? Es para One Direction.-se sentó en la encimera.-Es la fiesta más importante de mi vida y tú la olvidas.

-Yo no creo que sea tan importante.

-Hay que ver qué manía les tienes a los pobres.

-Manía no, simplemente no me gustan.-intenté explicarme.

-Estoy segura de que no los has escuchado cantar y no lo has visto nunca.

-Eso seguro, si veo a alguno para mí será una persona normal.

Siempre que salían en la televisión cambiaba de canal, no me interesaba saber cotilleos sobre sus vidas, y si sabía alguna canción era porque siempre estaban sonando en la radio. Total, que One Direction a mí ni fu ni fa pero acabaría yendo a esa fiesta.

Dicho y hecho, a las nueve y media Carly y yo estábamos ya entrando en el local donde se celebraba. Ella me había dejado uno de sus vestidos, yo no me podía permitir nada así, y caminaba por allí entre famosos como si eso fuera lo más normal del mundo.

-Ven Amber, tienes que ayudarme con algo.

Mi amiga cogió mi brazo y me llevó entre la gente hasta llegar a la cabina del dj. Una vez allí me presentó al chico que se encargaba de la música y me dejó con él para que yo eligiera las primeras canciones que sonarían esa noche. Estuve una media hora allí y no me sentí para nada incómoda, es más, hubiera preferido quedarme toda la noche.

-Vamos, voy a presentarte a más gente.

Carly volvió a por mí y como siempre hacía me arrastró entre la multitud presentándome a todo el mundo. La verdad es que a mí no me interesaba conocer a todas aquellas personas, no las volvería a ver en mi vida.

-Voy a presentarte a los chicos.

-¿A quién?-pregunté elevando la voz.

-A One Direction.

Levanté el pulgar dándole a entender que esta vez sí la había comprendido y volvimos a caminar. Nos paramos frente a un grupo de cuatro chicos y ella dio un par de golpecitos en el hombro a uno de pelo rizado, haciéndolo darse la vuelta sobresaltado.

-Carly, que susto me has dado.-dijo cuando la vio, después se fijó en mí y sonrió.-¿Y esta chica quién es?

-Venía a presentárosla, es mi amiga Amber.

-Señorita, es un placer.-besó mi mano el de los rizos.-Yo soy Harry.

Otro chico rubio lo apartó y le dijo que dejara de hacer tonterías para presentarse él, Niall se llamaba. Después de él vinieron dos más, Louis y Liam, muy guapos y simpáticos los dos.

-¿Quieres tomar algo?-me preguntó Niall.

-No gracias, estoy bien así.

-¿Dónde está Zayn?-les preguntó mi amiga.

-Ni idea, pero desde esta mañana está como loco.

-Sí, ha salido a dar una vuelta y parece que nos lo han cambiado.

Siguieron hablando de ese tal Zayn y yo me dediqué a mirar hacia otro lado. Quién sabe, puede que hubieran invitado a algún famoso que me interesara. De repente la música paró y se oyó como daban golpecitos a un micrófono.

-¿Se me oye?-todo el mundo gritó.-Genial, Dj Malik está aquí.

-Se le va la pinza.-dijo uno de los chicos.-Pero mucho.

-Ese es Zayn.-me dijo Carly señalando la cabina del Dj.

-Es que además de ser cantante le gusta hacer el idiota.

Reí por el comentario que había dicho Louis y me giré para poder ver por primera vez a ese tal Zayn. Nada más fijar mi vista en él creí que me moría ahí mismo. Zayn era mi chico misterioso.

-Eh, ¿qué te pasa?-me preguntó Carly cuando me agarré a su brazo.

-Nada, necesito beber algo.

-Yo te acompaño.

Fue Harry el que se ofreció a acompañarme y decidí decirle que sí porque tenía miedo de que las piernas me fallaran. Cuando estuvimos en la barra le dije que pidiera lo que le apeteciera y volví a girarme para mirar a Zayn. Estaba incluso más guapo que esa mañana y reía todo el rato.

-Toma, para ti.

-Gracias.

Cogí mi copa y le di un gran trago. Había una cosa que no me explicaba, ¿por qué no me había dicho quien era desde el principio? Caminé junto a Harry hasta donde estaban los demás y volví a mirar a la cabina del Dj, pero él ya no estaba allí.

-¿Te interesa Zayn?-susurró Harry en mi oído.

-¿Qué?

-Se cuando una mujer mira con deseo a un hombre.

Me guiñó un ojo y se fue, había dado en el clavo. Carly pasó su brazo por mis hombros e hizo que me sentara en un sofá. Todos hablaban animadamente mientras yo bebía a pequeños sorbos de mi copa tratando de comprender lo que estaba pasando.

-¡Ya está aquí el Dj!

Levanté la vista de mi bebida y me lo encontré frente a nosotros. No se había percatado de mi presencia, pero cuando Carly habló y se giró para mirarla me vio. No decía nada, solamente mantenía sus ojos fijos en los míos.

-Disculpadme, voy a ir  a por algo que tomar.

Y sin decir nada más ni dejarlos a ellos hablar, me fui hacia la salida. Una vez en la calle me senté en la acera y saqué un cigarrillo de mi chaqueta. Cuando lo estaba encendiendo oí unos pasos detrás de mí y poco después Zayn se sentó a mi lado.

-¿Me das un cigarro?

-No.-respondí lo más borde posible.

-Esto va a ser difícil.-susurró.-Muy difícil.

Di una gran calada y lo miré por el rabillo del ojo unos segundos. Me eché el pelo hacia atrás y tirando la colilla lejos me levanté. Cuando iba a marcharme Zayn me agarró de la muñeca que aún tenía dolorida y me hizo chillar.

-Lo siento, todavía te duele.-se levantó del suelo sin soltarme.-¿Has ido al médico?

-Sí.

-Amber, tenemos que hablar.

-¿De qué?-grité.-¿De por qué no me dijiste quien eras para luego utilizarme y alardear con tus amigos?

-Yo no iba a hacer eso, tú no lo entiendes.

-¿El qué no entiendo?

-Desde que estoy en el grupo todas las mujeres que se acercan a mí lo hacen por la fama.-me pegó a él.-Contigo quería que fuera distinto, desde que te vi sentí algo por ti que nunca antes había vivido.

-No te entiendo.-dije en apenas un susurró.

-No sé si crees en el amor a primera vista, porque eso es lo que me ha pasado contigo.

No supe que decir ni que hacer. Los dos nos mirábamos sin decir nada, él esperaba mi respuesta y yo no hacía nada. Di un paso hacia delante y sin pensármelo ni un segundo le di un beso en los labios. Con ese simple gesto quise darle a entender que a mí me había pasado exactamente lo mismo con él y me pareció que lo había comprendido.

domingo, 10 de marzo de 2013

The mysterious boy (Parte 1)


Siempre me ha gustado Nueva York pero en los días como hoy, en los que hace tanto frío, lo odio muchísimo. Me desperté temprano y sin desayunar salí de casa para ir a trabajar, abrigándome lo máximo posible.

No me gustaba mi trabajo porque siempre había pensado que era el más patético del mundo, pero como no había encontrado otro tenía que conformarme. ¿En qué consiste mi trabajo? En pasear perros. Ya lo he dicho, es penoso.

Tuve que pasar por varias casas para recoger a los chuchos, todos más grandes que yo si se ponían de pie, y luego caminar hasta el parque. Como de costumbre ellos tenían más fuerza y tiraban de mí mientras todos me miraban y yo me ocultaba tras mi bufanda.

Llegué al parque y conecté mi Ipod para comenzar a pasear por allí. Iba tan concentrada en las letras de las canciones que no me di cuenta cuando un gato pasó, los perros tiraron y se soltaron.

Reaccioné y comencé a correr detrás de ellos pero como no suelo hacer ejercicio iba mucho más lenta. Intentaba esquivar a todo el mundo mientras gritaba los nombres de los perros con la esperanza de que pararan, pero no servía de nada.

De repente entre tanta carrera, tropecé con una piedra que no debería estar ahí en medio y caí de boca al suelo. Quise levantarme rápidamente, pero me había echo daño en  la muñeca y tuve que volver a dejarme caer mientras maldecía en voz baja.

-¿Te has hecho daño?

Me senté en el suelo y miré al chico que se había parado frente a mí, inmediatamente me puse más roja que un tomate. Estoy segura de que me quedé embobada mirando sus oscuros ojos. Me fijé en cada detalle de él, su pelo moreno echado hacia arriba y su chupa de cuero, me gustaba su estilo.

-Sí, estoy bien.

Me tendió su mano para ayudarme a levantarme y sin pensar le di en la que me había hecho daño. Cuando la apretó un poco solté un gruñido haciendo que él me mirara con preocupación. Lo agarré con mi otra mano y me levanté del suelo antes de hacer más aun el ridículo.

-Gracias.

-¿Seguro que estás bien?-dijo todavía sin soltarme.-Esa muñeca no tiene buena pinta.

-Tranquilo, no es nada.

Sonrió y yo creí morir de amor. ¿Cómo podía ser tan guapo? No sabía qué hacer ni qué decir, estaba totalmente pillada ante aquel chico. Creo que él notó el efecto que provocó en mí porque su sonrisa se hizo más grande.

-¿Todos esos perros son tuyos?

-No, yo solo los paseo.

-¿Y no vas a por ellos?

Algo en mi cabeza hizo clic y salí corriendo para buscarlos. Por suerte no los encontré muy lejos y estaban todos juntos, si alguno se hubiera perdido adiós al sueldo de ese mes. Cogí las correas y decidí volver a llevarlos a casa, pero alguien agarró mi muñeca haciendo que me quejara otra vez por el dolor.

-Creo que deberías ir al médico.

Me giré de nuevo y allí lo vi delante de mí, me había seguido. Sonreí al creer que se estaba preocupando por mí y un rubor subió otra vez a mis mejillas. Su mano seguía agarrándome y notaba un cosquilleo en ese punto.

-Ya te he dicho que no es nada.

-¿Crees que podrás con las fieras?-rió por su propio chiste.

-Supongo que sí.

-¿Me dejas acompañarte?

Me coloqué el gorro nerviosa porque no sabía que responderle. ¿Y si era un psicópata? Imposible, era demasiado guapo para ser alguien así. ¿Por qué me atraía tanto un chico que acaba de conocer? Nunca antes me había pasado algo así. Sin darme cuenta ya estaba asintiendo mientras me mordía el labio para hacerle saber que aceptaba su propuesta.

-Vale, puedes venir conmigo.

-Genial.-sonrió y soltó mi muñeca.-¿Quieres que lleve algún perro?

-No, ya los llevo yo.

-Insisto, no quiero que te vuelvan hacer caer al suelo.

Esta vez me dedicó una tímida sonrisa y yo le mostré una prácticamente igual. Estoy segura de que si hubiera sido otro el que me ofrecía su ayuda lo hubiera mandado a freír espárragos. Estiré mi brazo y le tendí dos de las correas, las de los perros más grandes.

-Chica lista, me has dado los peores.

-No, si quieres llevar estos...-agaché la cabeza avergonzada.

-Era una broma.-agarró mi barbilla y me hizo mirarlo.-Prefiero estos, así irás tú más cómoda.

Ese simple acto hizo que me sintiera pequeñita e inmediatamente me separé un poco de él. Empecé a caminar sin decirle nada y me di cuenta de que tardó unos segundos en reaccionar y llegar a mi lado. No sabía que decir, no lo conocía de nada y me moría de vergüenza pero no quería que se fuera de mi lado.

-No eres de por aquí.-dije prácticamente sin darme cuenta.-¿O me equivoco?

-¿Cómo lo sabes?-dijo algo nervioso.

-Por tu acento.

-Ah, por eso.-suspiró como si hubiera retenido el aire en sus pulmones esperando mi respuesta.-Soy inglés.

-¿Vives en Londres?-las preguntas ya me salían solas.

-Sí, desde hace unos pocos años.

-Me encanta Londres, aunque nunca he ido.

De ese modo comenzó una conversación que consistía en preguntas por parte del uno y del otro. No me sentí incómoda en ningún momento, era como si lo conociera de toda la vida. Cuando dejamos a todos los perros en sus casas, él insistió en acompañarme  a la mía. Una vez parada en el portal intenté retenerlo un poco más junto a mí, no quería que se fuera.

-Te invito a tomar algo como agradecimiento.

-Me encantaría pero tengo que irme.-sonrió apenado.-Ya sabes, trabajo.

Se despidió de mí depositando un beso en mi mejilla que me hizo sentir que estaba como en una nube. Lo vi marcharse y me di cuenta de que no sabía ni su nombre. Me puse en medio de la acera y antes de que desapareciera del todo grité haciendo que se giraran varias personas.

-¡No sé tu nombre!

-¡Ni yo el tuyo!-gritó dándose la vuelta.

-Me llamo Amber.

-A mí puedes llamarme chico misterioso.

Dicho esto se dio la vuelta y desapareció de mi vista. Justo en ese momento me di cuenta de que en todo el rato que habíamos estado juntos no me había dicho prácticamente nada de él. Todo eso me daba igual, solo quería volver a verlo. El chico misterioso me había dejado totalmente enamorada.

sábado, 22 de septiembre de 2012

La amistad


¿Qué es la amistad? Yo creo que cada uno puede tener un concepto distinto pero para mí un amigo es esa persona que siempre está contigo y te apoya tanto en lo bueno como en lo malo.

Puedo decir que yo he tenido muchos amigos a lo largo de mi corta vida, pero por suerte o  por desgracia no todos siguen conmigo. Eso que dicen de que los amigos van y vienen es totalmente cierto.

Hasta hace poco tuve unas grandes amigas que ahora, sin yo saber el por qué, han decidido distanciarse de mí. Las sigo viendo todos los días y eso me duele aun más porque ahora es como si fuésemos desconocidas.

Sé que una de ellas lo está pasando mal y me gustaría apoyarla, al igual que yo últimamente estoy teniendo mis malos momentos y me encantaría que ellas me ayudasen a seguir adelante.

Del amor al odio hay solo un paso, ahora entiendo esa expresión. Hace apenas tres meses nos queríamos, estábamos siempre juntas y de repente pluf todo eso desaparece.

Me gustaría volver a ser como antes, estar todos juntos, riéndonos de todo y haciendo el tonto. Me gustaría, pero lo veo muy difícil. Creo que esa amistad ha llegado a su fin.

También puedo dar las gracias porque desde hace muchos años tengo a dos grandes personas a mi lado que me apoyan y ayudan con todo. Gracias a ellos he podido conseguir más de un sueño y me han hecho muy feliz. Espero que esa amistad sea de las que duran para siempre, de las que no terminan de un día para otro.

Desde aquí quiero agradecerles todo lo que han hecho por mí, que no ha sido precisamente poco. Aunque no se lo diga todos los días ellos saben que les quiero y que siempre estaré con ellos.

En  nuestra vida hay muchas amistades, unos se han ido ya de tu lado y otros permanecen, pero si de verdad han significado algo para ti nunca te olvidarás de ellos. Todas estas personas que yo he nombrado permanecerán siempre en mi mente, porque aunque algunas de ellas no lo crean siguen importándome.

viernes, 6 de julio de 2012

Things change


Estaba preparándome para una fiesta. Vale que yo no soliera ir a muchas, pero esta era especial. Mi mejor amigo cumplía 25 años y lo celebraría por todo lo alto.

Dougie, él era mi amigo desde que teníamos seis años y empezamos a ir juntos a clase. Desde ese día no nos hemos separado nunca, hasta se puede decir que yo vine a vivir a Londres para no estar lejos de él.

Siempre mucha gente ha pensado que éramos más que amigos, pero nunca ha sido así. Alguna vez he creído sentir algo más hacia él, pero me daba cuenta de que estaba equivocada.

Me miré por última vez al espejo y salí de casa. Tenía la corazonada de que esa sería una buena noche. Llegué a la discoteca donde era la fiesta y me adentré entre la gente.

Conocía a algunas personas de las que allí había por lo que me paré a hablar con unos cuantos. Lo buscaba a él con la mirada, pero no lo veía por ningún lado. Me disculpé ante la gente con la que estaba hablando y fui a buscarlo.

Como  no lo encontré por ningún lado, fui a la barra en busca de una copa. Pedí un mojito al camarero y me giré para mirar a la pista, entonces lo vi. Él bailando con una chica, besándola.

Cuando se separó de ella, su mirada y la mía se cruzaron. Yo cogí la copa que me había servido el camarero y salí de allí.  Me había sentado mal verlo con aquella chica. Salí del local y me limpié unas pocas lágrimas que habían escapado.

-¿Te encuentras bien?-dijo un chico que estaba sentado en las escaleras.

-Sí, no es nada.


-¿Mal de amores?


-Algo así.-me senté a su lado.


-Eres demasiado guapa para sufrir por un chico.


-¿Intentas ligar conmigo?


-No, no me mal interpretes.


-No importa.-sonreí.- ¿Eres amigo de Dougie?


-Digamos que somos conocidos.-me miró.-Tienes que animarte, estas en una fiesta.


-¿Vas a estar esta noche conmigo?-pregunte levantándome.


-Si insistes.


Volví a entra a la discoteca con aquel chico, que por cierto no sabía su nombre. Bailé y bebí con él toda la noche, una copa tras otra.


Llevaba unas cuantas copas de más cuando volví a ver a Dougie con aquella chica. Sin pensarlo subí a la barra y comencé a bailar. Todos gritaban mientras yo bailaba al ritmo de la música. La gente empezaba a agolparse en la barra, entonces alguien me cogió y me saco de allí.


-Suéltame, quiero bailar.


Cuando estuvimos fuera me dejó en el suelo y me apoyó en la pared. Todavía no sabía quien era así que levante la cabeza y me encontré con Dougie.


-¿Se puede saber por qué has hecho eso?-intenté levantarme.


-Estás borracha.


-Ese no es tu problema.-grité.


-No me pasa nada, puedes ir con tu amiga.


Vi como sonreía. Yo avergonzada agaché la cabeza tapándome la cara con el pelo.


-¿Por eso estás así?-levantó mi barbilla.-Contéstame.


No dije nada, solamente le di un manotazo en la mano para que no me tocara. Entonces el rió y se acerco a mí.


-Mírame a los ojos.-le hice caso.-¿Estas celosa?


-No digas ton...


No me dejó terminar porque juntó sus labios con los míos. Intente resistirme y separarme de él, pero no pude y seguí aquel beso.


-Parece que ha llegado el día.


-¿El día de qué?-le mire esperando una explicación.


-El día que te confieso que estoy enamorado de ti y que siempre lo he estado.


-No te creo.-miré a otro lado.-¿Y la chica de esta noche? 


-Estaba con ella para intentar olvidarte, igual que con las novias que he tenido.


-¿Por qué no me lo dijiste antes?-le miré con una pequeña sonrisa.


-Tenía miedo de que tú no sintieras lo mismo que yo.


Estaba muy nervioso, no sabía lo yo que respondería. Cansado de esperar se sentó a mi lado y suspiró.


-Si no sientes lo mismo lo entenderé.


Esta vez fui yo la que lo calló con un beso. Ahí estábamos en medio de la calle, besándonos ante la atenta mirada de todos los que por allí pasaban.


-¿Eso quiere decir?


-Que te quiero y siempre te querré.


Y efectivamente, siempre le quise. Han pasado unos años desde aquello y ahora estoy preparándome para mi boda. Estoy segura que junto a él seré la persona más feliz del mundo el resto de mi vida.



sábado, 31 de marzo de 2012

Always be with you


Yo siempre fui una de esas personas que no creían en el amor. Para mí era algo inventado por unos grandes almacenes, en un intento de que compráramos compulsivamente algo para la persona a la que amamos. Todas esas ideas se fueron de mi mente cuando lo conocí a él.

Era un día lluvioso en Londres y yo corría con un periódico en las manos intentando no mojarme, esquivando a la gente. Como siempre, todos me miraban pero yo seguí con mi camino hasta que choqué con alguien.

Levanté la vista del suelo y  mi mirada se cruzó con unos bonitos ojos marrones. Sonreí, y él también lo hizo dejándome ver un bonito hoyuelo. Me protegió bajo su paraguas hasta llegar a una cafetería.

Ese día comenzó una amistad que poco tiempo después se convertiría en una historia de amor.

Éramos una pareja joven, a la que le gustaba pasar tiempo juntos. Compartíamos gustos, manías y un extraño amor hacia los gatos.  Las horas junto a él pasaban volando, nunca imaginé que podría ser tan feliz.

Ahora todo esto, nuestra historia, está llegando a su fin. Una maldita enfermedad se lo lleva de mi lado.

Llevamos dos meses en una habitación de hospital a la espera de una cura, más bien un milagro, que ambos sabemos que no llegará. En todo momento intento tener una sonrisa para él, pero ahora me es más difícil que nunca.

¿Dónde queda esa vitalidad que siempre le caracterizó? ¿Y ese brillo especial en sus ojos? Ahora se ha esfumado.  Lo veo en esa cama y mi corazón se rompe en mil pedazos, esto no le puede estar pasando a él.

Nuestras miradas se vuelven a cruzar, ambos sonreímos levemente. Con su mano derecha hace un gesto para que me siente junto a él,  y yo le hago caso cogiendo su mano con fuerza.

Mantiene sus ojos fijos en los míos, no dice nada. Los dos sabemos que el momento de la despedida se acerca, aunque  yo no lo quiera reconocer.

-Esto llega a su fin.

-No digas eso Tom, todavía nos quedan muchas cosas por vivir.

-Quiero que seas fuerte, ahora lo tienes que ser más que nunca.

-Lo seré.

-No quiero que llores por mí cuando ya no esté, recuerda siempre los buenos momentos. Prométemelo.

Comienzo a llorar, veo como le cuesta cada vez más hablar y no puedo seguir así. Con la poca fuerza que le queda, aprieta mi mano haciéndome prometer todo lo que acaba de decir.

-Lo prometo.

-Se que será duro, pero tienes que salir y conocer gente nueva. Seguro que encuentras a alguien mejor que yo.

-Eso es imposible.

-Tienes que saber que siempre estaré contigo, nunca te dejaré sola. Allá donde vayas, yo estaré contigo.

 -Te quiero.

- Yo también te quiero.

Me acercó más a él y beso sus cálidos labios, ahora más fríos que nunca. Los dos sonreímos y nos separamos. Lentamente, sus ojos se van cerrando y la habitación se inunda de un pitido.

Se ha ido para siempre, no quiero creerlo y le abrazo fuerte con la esperanza de despertar de esta horrible pesadilla. Los médicos entran en la sala y me separan de él. Lo miró por última vez y me despido gritándole un te quiero.

Ya no está, se ha ido. Me siento sola en este mundo, pero entonces recuerdo lo que me dijo, ‘’siempre estaré contigo’’. Algo dentro de mí me hace saber que sus palabras eran verdad, ahora lo siento más cerca que nunca. Él no me dejará sola.

miércoles, 14 de marzo de 2012

The start of a beautiful story

Me coloqué bien la camiseta y salí de casa. Estaba dispuesta a que fuera un buen día de playa ya que hacía unas semanas que estaba de bajón.

Subí al coche y arranqué con cuidado. Conducía con la radio encendida y las ventanillas abiertas, respirando el aire del campo del que estaba rodeada.

Seguía cantando todo lo que sonaba en aquella emisora de radio, cuando escuché un ruido extraño y el coche se paró. Intenté arrancarlo varias veces pero nada.

Di un fuerte golpe al volante y bajé. Anduve alrededor de él y me detuve frente al capó. Lo abrí y un humo caliente chocó contra mi cara. Nunca podría arreglar esto yo sola.

Saqué el móvil de mi bolso e intenté llamar a alguien, pero en ese maldito lugar no había cobertura. Miré a un lado y a otro de la carretera, no pasaba nadie por allí.

-¿Por qué todo me pasa a mí?- grité a la vez que daba una patada a un piedra.- ¡Oh mierda!

No debería haberle dado esa patada, ahora el pie me dolía una barbaridad. Me apoyé en un lateral del coche y sin darme cuenta empecé a llorar. Si algo podía salir mal, seguro que me pasaba a mí.

El ruido de un frenazo cerca de mí me sacó de mis pensamientos. Limpié mis lágrimas y miré al chico que bajaba del coche.

 -¿Puedo ayudarte en algo?-preguntó acercándose a mí.- ¿Te encuentras bien?

-Si, es solo que mi coche se ha parado y no sé qué hacer.

Se quitó las gafas de sol dejándome ver unos preciosos ojos azules. Me tendió su mano y yo la estreché con fuerza, dedicándonos una sonrisa.

-Yo soy Harry, ¿y tú?

-Wendy, encantada.-sonreí.

-Veamos que tiene tu coche.

Caminó hasta la parte delantera del coche y comenzó a tocar cables. Parecía que entendía bastante sobre esto. Yo miraba cada movimiento que él hacía, me llamaba mucho la atención ese chico.

-¿Crees que puedes arreglarlo?

Justo en ese momento un chorro de aceite salió disparado hacia la cara de Harry. No pude evitarlo y empecé a reír como una loca.

-Perdón, es que ha sido muy gracioso.

-Pues a mí no me ha hecho gracia.-dijo serio.

-Espera, te ayudo a limpiarte.

Cogí un pañuelo de papel y limpié su mejilla. Cada vez estábamos más cerca, los dos mirándonos a los ojos mientras yo seguía quitándole  el aceite. Harry llevó su mano hasta la mía y la acarició dulcemente.

Hubo un momento en el que ambos cerramos los ojos y pude sentir sus labios sobre los míos. Dulces y cálidos se movían lentamente encajando a la perfección con los míos.

Nos separamos, quedando yo con mis brazos al redor de su cuello y el con sus manos en mi cintura. Ninguno de los dos decía nada, solo nos mirábamos y sonreíamos sin saber que ese era el principio de una bonita historia.