miércoles, 14 de marzo de 2012

The start of a beautiful story

Me coloqué bien la camiseta y salí de casa. Estaba dispuesta a que fuera un buen día de playa ya que hacía unas semanas que estaba de bajón.

Subí al coche y arranqué con cuidado. Conducía con la radio encendida y las ventanillas abiertas, respirando el aire del campo del que estaba rodeada.

Seguía cantando todo lo que sonaba en aquella emisora de radio, cuando escuché un ruido extraño y el coche se paró. Intenté arrancarlo varias veces pero nada.

Di un fuerte golpe al volante y bajé. Anduve alrededor de él y me detuve frente al capó. Lo abrí y un humo caliente chocó contra mi cara. Nunca podría arreglar esto yo sola.

Saqué el móvil de mi bolso e intenté llamar a alguien, pero en ese maldito lugar no había cobertura. Miré a un lado y a otro de la carretera, no pasaba nadie por allí.

-¿Por qué todo me pasa a mí?- grité a la vez que daba una patada a un piedra.- ¡Oh mierda!

No debería haberle dado esa patada, ahora el pie me dolía una barbaridad. Me apoyé en un lateral del coche y sin darme cuenta empecé a llorar. Si algo podía salir mal, seguro que me pasaba a mí.

El ruido de un frenazo cerca de mí me sacó de mis pensamientos. Limpié mis lágrimas y miré al chico que bajaba del coche.

 -¿Puedo ayudarte en algo?-preguntó acercándose a mí.- ¿Te encuentras bien?

-Si, es solo que mi coche se ha parado y no sé qué hacer.

Se quitó las gafas de sol dejándome ver unos preciosos ojos azules. Me tendió su mano y yo la estreché con fuerza, dedicándonos una sonrisa.

-Yo soy Harry, ¿y tú?

-Wendy, encantada.-sonreí.

-Veamos que tiene tu coche.

Caminó hasta la parte delantera del coche y comenzó a tocar cables. Parecía que entendía bastante sobre esto. Yo miraba cada movimiento que él hacía, me llamaba mucho la atención ese chico.

-¿Crees que puedes arreglarlo?

Justo en ese momento un chorro de aceite salió disparado hacia la cara de Harry. No pude evitarlo y empecé a reír como una loca.

-Perdón, es que ha sido muy gracioso.

-Pues a mí no me ha hecho gracia.-dijo serio.

-Espera, te ayudo a limpiarte.

Cogí un pañuelo de papel y limpié su mejilla. Cada vez estábamos más cerca, los dos mirándonos a los ojos mientras yo seguía quitándole  el aceite. Harry llevó su mano hasta la mía y la acarició dulcemente.

Hubo un momento en el que ambos cerramos los ojos y pude sentir sus labios sobre los míos. Dulces y cálidos se movían lentamente encajando a la perfección con los míos.

Nos separamos, quedando yo con mis brazos al redor de su cuello y el con sus manos en mi cintura. Ninguno de los dos decía nada, solo nos mirábamos y sonreíamos sin saber que ese era el principio de una bonita historia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario