jueves, 21 de marzo de 2013

The mysterious boy (Final)


El sol me daba de lleno en la cara pero para nada me molestaba, es más, lo agradecía. Desde que vivía en Londres podía contar los días soleados con una mano, y eso que llevaba aquí varios años. Estaba tumbada en el césped bocarriba intentando tener un momento de paz, pero sabía que duraría poco.

-Mami, dile a papá que deje de hacerme cosquillas.-se tiró encima de mí.

-¿A papá?-abrí solamente un ojo para hacerla reír.-¿Tan cabreada estás que no lo llamas papi?

-¡Es que no me deja!

Abrí completamente los ojos y la observé unos segundos. Era idéntica a su padre, sobre todo cuando se cabreaba. Tenía el pelo tan oscuro como él y esos ojos color miel que brillan de una forma especial. Lucy al ver que no respondía se cruzó de brazos inflando los mofletes.

-¿Quieres que vayamos a hablar con papá?-ella asintió.-¿Y qué le decimos?

-¡Qué no me haga cosquillas!

-¿Y si mejor le decimos que te deje que lo peines?

-¡Sí, jugar a las peluqueras!

Reí por la forma tan extraña en la que comenzó a saltar y me levanté para ir en busca de Zayn. Entramos en casa cogidas de la mano mientras Lucy gritaba llamando a su padre, que rápidamente nos respondió para que fuésemos con él.

-Mami tiene algo que decirte.-le sacó la lengua sentándose a su lado en el sofá.

-A ver mami, habla.-me dijo él.

-Juega a las peluqueras con la niña.

-¿De quién ha sido idea esto?

Lucy me señaló a mí y yo la señalé a ella, siempre hacíamos lo mismo y al final nos echábamos a reír. Zayn nos miró con los ojos entrecerrados y tiró de mi brazo para que cayera sobre sus piernas.

-No sé por qué me huele a que esto es idea tuya.-me susurró al oído.

-Puede ser, me encanta como quedas siempre.

-Oye Lucy, ¿por qué no peinas a mamá?

-No, a ti.-después abrió mucho los ojos y nos abrazó.-¡Mejor a los dos!

Esta vez fui yo la que miró a Zayn con los ojos entrecerrados y él comenzó a reír. De pronto oímos un leve llanto y me levanté de un salto, estaba salvada.

-Ve peinando a papá, voy a ver qué le pasa a Mike.

Subí las escaleras prácticamente de dos en dos para llegar a la habitación del bebé. Al entrar lo encontré llorando, se acababa de despertar. Nada más cogerlo en brazos se calló y se abrazó a mí. Volví a bajar las escaleras para entrar al salón pero el timbre sonó, así que fui a abrir.

-Hola grandullón, ¿te has despertado ya de la siesta?-dijo Harry cogiendo al bebé.

-Pero no lo cojas tú.-le gritó Louis entrando detrás de él.-Luego no se quiere despegar de  ti.

-Serán maleducados, ni te saludan.-me dijo Liam.-Hola Amber, te veo muy bien.

-Hola Liam.

-Amber.-me saludó Niall dándome un beso en la mejilla.-¿Qué tienes hoy para mí?

-La cocina es toda tuya, coge lo que quieras.

Esto era prácticamente un ritual, siempre que los chicos venían hacían lo mismo. Fui detrás de ellos y entré al salón encontrándome a Zayn con unos cuantos totos en la cabeza y Lucy sobre Harry ocupándose ya de su pelo mientras Mike reía por las caras que Louis le ponía.

-Hoy que me apetecía a mí algo de chocolate no tenéis nada.-entró Niall con una bolsa de patatas.

-¡Pero deja de comer!-le dio Zayn una colleja.-Siempre que vienes tenemos que ir a hacer la compra porque acabas con todo.

-¿Por qué no han venido las chicas y los niños?

-No queríamos molestar demasiado.-respondió Liam amablemente.

-Lucy cariño, ¿por qué no peinas a tu mamá?-intentó deshacerse de ella Harry.-Mira que pelos lleva hoy.

-Serás...

-Esa boca, que hay menores delante.-me riñó Louis.

-No tito, quiero jugar contigo.

-Claro Harry, ahora va a maquillarte.

Inmediatamente la niña corrió a su habitación para traer su estuche con pinturas. Yo me senté junto a Zayn y él me dio un tierno beso en los labios, no tardaron mucho en dejar de nuevo a Mike en mis brazos.

-Y pensar que la primera vez que te vi quise ligar contigo.-volvió a decir Harry y se llevó un codazo de Zayn.-Lo digo por cómo me trata, pero tranquilo que cuando yo la vi estaba hasta las trancas por ti.

-Es el efecto que suelo causar en las mujeres.-se llevó esta vez él un codazo de mi parte.-Causaba cariño, causaba.

La niña volvió y acabó maquillándolos a todos. Cuando cenamos y ellos ya habían dado bastante el follón, se fue cada uno a su casa. Zayn fue a acostar a Lucy y yo le di el biberón a Mike para después llevarlo a su cuna.

Cuando se quedó dormido fui a mi habitación y al ver que Zayn todavía no estaba allí fui al dormitorio de la niña. Me quedé en el marco de la puerta apoyada escuchando como le contaba la misma historia de siempre, una chica que paseaba perros tropezó y al levantarse del suelo se encontró con el amor de su vida, también llamado chico misterioso.

Lucy se quedó dormida y Zayn le dio un beso en la frente para después salir de la habitación. Cuando se dio la vuelta y me vio su sonrisa se acentuó un poco más. Llegó a mi lado y entrelazó sus dedos con los míos mientras cerraba la puerta.

-Está muy mal escuchar conversaciones ajenas.

-Bueno, estabas hablando de mí así que estamos en paz.-puse mis brazos sobres sus hombros.

-No sé cómo no se cansa de esa historia, siempre quiere que se la cuente.

-Porque es nuestra historia y es la más bonita que hay.

-Te quiero.-me dio un beso en los labios.

-Yo también te quiero chico misterioso.

Y así es como ocurren las cosas más importantes. Un día vas caminando por la calle y de repente te encuentras con esa persona que siempre estará a tu lado y te hará reír en los peores momentos. Como dicen, el amor está en todas partes.


viernes, 15 de marzo de 2013

The mysterious boy (Parte 2)



Volví a casa por la tarde después de haber estado en urgencias. Cuando el chico misterioso me dejó en casa decidí ir al médico porque el dolor de la muñeca no me dejaba hacer nada, aunque allí solo me recomendaron que me pusiera una muñequera.

Dejé las llaves sobre la mesita de la entrada y fui hasta la cocina para servirme un vaso de agua. Estaba realmente cansada y de mi mente no salía aquel chico. ¿Qué había hecho conmigo? Oí un ruido en el interior de la casa y me giré para ver qué pasaba.

-Hasta que llegas.-era Carly, mi compañera de piso.-¿Dónde estabas metida?

Levanté el brazo y le enseñé lo que llevaba en la muñeca. Ella arqueó una ceja como preguntando y yo simplemente le dije que me había caído, no tenía ganas de contarle todo lo que había pasado. Me miró seria unos segundos y después dio una palmada.

-Tienes que dejar de pasear perros, te acabarán matando.

-Si tú me buscas otro trabajo por mí encantada.

-Bueno, de momento puedes empezar viniendo a la fiesta de esta noche.

Carly tenía un trabajo mucho mejor que el mío, y sobre todo uno en el que ganaba muchísimo más que yo. Era organizadora de fiestas y cada quince días tenía una. Siempre me obligaba a ir con ella, unas veces con la escusa de divertirme y otras simplemente para ayudarla.

-¿Para quién es esta?

-¿No te acuerdas? Es para One Direction.-se sentó en la encimera.-Es la fiesta más importante de mi vida y tú la olvidas.

-Yo no creo que sea tan importante.

-Hay que ver qué manía les tienes a los pobres.

-Manía no, simplemente no me gustan.-intenté explicarme.

-Estoy segura de que no los has escuchado cantar y no lo has visto nunca.

-Eso seguro, si veo a alguno para mí será una persona normal.

Siempre que salían en la televisión cambiaba de canal, no me interesaba saber cotilleos sobre sus vidas, y si sabía alguna canción era porque siempre estaban sonando en la radio. Total, que One Direction a mí ni fu ni fa pero acabaría yendo a esa fiesta.

Dicho y hecho, a las nueve y media Carly y yo estábamos ya entrando en el local donde se celebraba. Ella me había dejado uno de sus vestidos, yo no me podía permitir nada así, y caminaba por allí entre famosos como si eso fuera lo más normal del mundo.

-Ven Amber, tienes que ayudarme con algo.

Mi amiga cogió mi brazo y me llevó entre la gente hasta llegar a la cabina del dj. Una vez allí me presentó al chico que se encargaba de la música y me dejó con él para que yo eligiera las primeras canciones que sonarían esa noche. Estuve una media hora allí y no me sentí para nada incómoda, es más, hubiera preferido quedarme toda la noche.

-Vamos, voy a presentarte a más gente.

Carly volvió a por mí y como siempre hacía me arrastró entre la multitud presentándome a todo el mundo. La verdad es que a mí no me interesaba conocer a todas aquellas personas, no las volvería a ver en mi vida.

-Voy a presentarte a los chicos.

-¿A quién?-pregunté elevando la voz.

-A One Direction.

Levanté el pulgar dándole a entender que esta vez sí la había comprendido y volvimos a caminar. Nos paramos frente a un grupo de cuatro chicos y ella dio un par de golpecitos en el hombro a uno de pelo rizado, haciéndolo darse la vuelta sobresaltado.

-Carly, que susto me has dado.-dijo cuando la vio, después se fijó en mí y sonrió.-¿Y esta chica quién es?

-Venía a presentárosla, es mi amiga Amber.

-Señorita, es un placer.-besó mi mano el de los rizos.-Yo soy Harry.

Otro chico rubio lo apartó y le dijo que dejara de hacer tonterías para presentarse él, Niall se llamaba. Después de él vinieron dos más, Louis y Liam, muy guapos y simpáticos los dos.

-¿Quieres tomar algo?-me preguntó Niall.

-No gracias, estoy bien así.

-¿Dónde está Zayn?-les preguntó mi amiga.

-Ni idea, pero desde esta mañana está como loco.

-Sí, ha salido a dar una vuelta y parece que nos lo han cambiado.

Siguieron hablando de ese tal Zayn y yo me dediqué a mirar hacia otro lado. Quién sabe, puede que hubieran invitado a algún famoso que me interesara. De repente la música paró y se oyó como daban golpecitos a un micrófono.

-¿Se me oye?-todo el mundo gritó.-Genial, Dj Malik está aquí.

-Se le va la pinza.-dijo uno de los chicos.-Pero mucho.

-Ese es Zayn.-me dijo Carly señalando la cabina del Dj.

-Es que además de ser cantante le gusta hacer el idiota.

Reí por el comentario que había dicho Louis y me giré para poder ver por primera vez a ese tal Zayn. Nada más fijar mi vista en él creí que me moría ahí mismo. Zayn era mi chico misterioso.

-Eh, ¿qué te pasa?-me preguntó Carly cuando me agarré a su brazo.

-Nada, necesito beber algo.

-Yo te acompaño.

Fue Harry el que se ofreció a acompañarme y decidí decirle que sí porque tenía miedo de que las piernas me fallaran. Cuando estuvimos en la barra le dije que pidiera lo que le apeteciera y volví a girarme para mirar a Zayn. Estaba incluso más guapo que esa mañana y reía todo el rato.

-Toma, para ti.

-Gracias.

Cogí mi copa y le di un gran trago. Había una cosa que no me explicaba, ¿por qué no me había dicho quien era desde el principio? Caminé junto a Harry hasta donde estaban los demás y volví a mirar a la cabina del Dj, pero él ya no estaba allí.

-¿Te interesa Zayn?-susurró Harry en mi oído.

-¿Qué?

-Se cuando una mujer mira con deseo a un hombre.

Me guiñó un ojo y se fue, había dado en el clavo. Carly pasó su brazo por mis hombros e hizo que me sentara en un sofá. Todos hablaban animadamente mientras yo bebía a pequeños sorbos de mi copa tratando de comprender lo que estaba pasando.

-¡Ya está aquí el Dj!

Levanté la vista de mi bebida y me lo encontré frente a nosotros. No se había percatado de mi presencia, pero cuando Carly habló y se giró para mirarla me vio. No decía nada, solamente mantenía sus ojos fijos en los míos.

-Disculpadme, voy a ir  a por algo que tomar.

Y sin decir nada más ni dejarlos a ellos hablar, me fui hacia la salida. Una vez en la calle me senté en la acera y saqué un cigarrillo de mi chaqueta. Cuando lo estaba encendiendo oí unos pasos detrás de mí y poco después Zayn se sentó a mi lado.

-¿Me das un cigarro?

-No.-respondí lo más borde posible.

-Esto va a ser difícil.-susurró.-Muy difícil.

Di una gran calada y lo miré por el rabillo del ojo unos segundos. Me eché el pelo hacia atrás y tirando la colilla lejos me levanté. Cuando iba a marcharme Zayn me agarró de la muñeca que aún tenía dolorida y me hizo chillar.

-Lo siento, todavía te duele.-se levantó del suelo sin soltarme.-¿Has ido al médico?

-Sí.

-Amber, tenemos que hablar.

-¿De qué?-grité.-¿De por qué no me dijiste quien eras para luego utilizarme y alardear con tus amigos?

-Yo no iba a hacer eso, tú no lo entiendes.

-¿El qué no entiendo?

-Desde que estoy en el grupo todas las mujeres que se acercan a mí lo hacen por la fama.-me pegó a él.-Contigo quería que fuera distinto, desde que te vi sentí algo por ti que nunca antes había vivido.

-No te entiendo.-dije en apenas un susurró.

-No sé si crees en el amor a primera vista, porque eso es lo que me ha pasado contigo.

No supe que decir ni que hacer. Los dos nos mirábamos sin decir nada, él esperaba mi respuesta y yo no hacía nada. Di un paso hacia delante y sin pensármelo ni un segundo le di un beso en los labios. Con ese simple gesto quise darle a entender que a mí me había pasado exactamente lo mismo con él y me pareció que lo había comprendido.

domingo, 10 de marzo de 2013

The mysterious boy (Parte 1)


Siempre me ha gustado Nueva York pero en los días como hoy, en los que hace tanto frío, lo odio muchísimo. Me desperté temprano y sin desayunar salí de casa para ir a trabajar, abrigándome lo máximo posible.

No me gustaba mi trabajo porque siempre había pensado que era el más patético del mundo, pero como no había encontrado otro tenía que conformarme. ¿En qué consiste mi trabajo? En pasear perros. Ya lo he dicho, es penoso.

Tuve que pasar por varias casas para recoger a los chuchos, todos más grandes que yo si se ponían de pie, y luego caminar hasta el parque. Como de costumbre ellos tenían más fuerza y tiraban de mí mientras todos me miraban y yo me ocultaba tras mi bufanda.

Llegué al parque y conecté mi Ipod para comenzar a pasear por allí. Iba tan concentrada en las letras de las canciones que no me di cuenta cuando un gato pasó, los perros tiraron y se soltaron.

Reaccioné y comencé a correr detrás de ellos pero como no suelo hacer ejercicio iba mucho más lenta. Intentaba esquivar a todo el mundo mientras gritaba los nombres de los perros con la esperanza de que pararan, pero no servía de nada.

De repente entre tanta carrera, tropecé con una piedra que no debería estar ahí en medio y caí de boca al suelo. Quise levantarme rápidamente, pero me había echo daño en  la muñeca y tuve que volver a dejarme caer mientras maldecía en voz baja.

-¿Te has hecho daño?

Me senté en el suelo y miré al chico que se había parado frente a mí, inmediatamente me puse más roja que un tomate. Estoy segura de que me quedé embobada mirando sus oscuros ojos. Me fijé en cada detalle de él, su pelo moreno echado hacia arriba y su chupa de cuero, me gustaba su estilo.

-Sí, estoy bien.

Me tendió su mano para ayudarme a levantarme y sin pensar le di en la que me había hecho daño. Cuando la apretó un poco solté un gruñido haciendo que él me mirara con preocupación. Lo agarré con mi otra mano y me levanté del suelo antes de hacer más aun el ridículo.

-Gracias.

-¿Seguro que estás bien?-dijo todavía sin soltarme.-Esa muñeca no tiene buena pinta.

-Tranquilo, no es nada.

Sonrió y yo creí morir de amor. ¿Cómo podía ser tan guapo? No sabía qué hacer ni qué decir, estaba totalmente pillada ante aquel chico. Creo que él notó el efecto que provocó en mí porque su sonrisa se hizo más grande.

-¿Todos esos perros son tuyos?

-No, yo solo los paseo.

-¿Y no vas a por ellos?

Algo en mi cabeza hizo clic y salí corriendo para buscarlos. Por suerte no los encontré muy lejos y estaban todos juntos, si alguno se hubiera perdido adiós al sueldo de ese mes. Cogí las correas y decidí volver a llevarlos a casa, pero alguien agarró mi muñeca haciendo que me quejara otra vez por el dolor.

-Creo que deberías ir al médico.

Me giré de nuevo y allí lo vi delante de mí, me había seguido. Sonreí al creer que se estaba preocupando por mí y un rubor subió otra vez a mis mejillas. Su mano seguía agarrándome y notaba un cosquilleo en ese punto.

-Ya te he dicho que no es nada.

-¿Crees que podrás con las fieras?-rió por su propio chiste.

-Supongo que sí.

-¿Me dejas acompañarte?

Me coloqué el gorro nerviosa porque no sabía que responderle. ¿Y si era un psicópata? Imposible, era demasiado guapo para ser alguien así. ¿Por qué me atraía tanto un chico que acaba de conocer? Nunca antes me había pasado algo así. Sin darme cuenta ya estaba asintiendo mientras me mordía el labio para hacerle saber que aceptaba su propuesta.

-Vale, puedes venir conmigo.

-Genial.-sonrió y soltó mi muñeca.-¿Quieres que lleve algún perro?

-No, ya los llevo yo.

-Insisto, no quiero que te vuelvan hacer caer al suelo.

Esta vez me dedicó una tímida sonrisa y yo le mostré una prácticamente igual. Estoy segura de que si hubiera sido otro el que me ofrecía su ayuda lo hubiera mandado a freír espárragos. Estiré mi brazo y le tendí dos de las correas, las de los perros más grandes.

-Chica lista, me has dado los peores.

-No, si quieres llevar estos...-agaché la cabeza avergonzada.

-Era una broma.-agarró mi barbilla y me hizo mirarlo.-Prefiero estos, así irás tú más cómoda.

Ese simple acto hizo que me sintiera pequeñita e inmediatamente me separé un poco de él. Empecé a caminar sin decirle nada y me di cuenta de que tardó unos segundos en reaccionar y llegar a mi lado. No sabía que decir, no lo conocía de nada y me moría de vergüenza pero no quería que se fuera de mi lado.

-No eres de por aquí.-dije prácticamente sin darme cuenta.-¿O me equivoco?

-¿Cómo lo sabes?-dijo algo nervioso.

-Por tu acento.

-Ah, por eso.-suspiró como si hubiera retenido el aire en sus pulmones esperando mi respuesta.-Soy inglés.

-¿Vives en Londres?-las preguntas ya me salían solas.

-Sí, desde hace unos pocos años.

-Me encanta Londres, aunque nunca he ido.

De ese modo comenzó una conversación que consistía en preguntas por parte del uno y del otro. No me sentí incómoda en ningún momento, era como si lo conociera de toda la vida. Cuando dejamos a todos los perros en sus casas, él insistió en acompañarme  a la mía. Una vez parada en el portal intenté retenerlo un poco más junto a mí, no quería que se fuera.

-Te invito a tomar algo como agradecimiento.

-Me encantaría pero tengo que irme.-sonrió apenado.-Ya sabes, trabajo.

Se despidió de mí depositando un beso en mi mejilla que me hizo sentir que estaba como en una nube. Lo vi marcharse y me di cuenta de que no sabía ni su nombre. Me puse en medio de la acera y antes de que desapareciera del todo grité haciendo que se giraran varias personas.

-¡No sé tu nombre!

-¡Ni yo el tuyo!-gritó dándose la vuelta.

-Me llamo Amber.

-A mí puedes llamarme chico misterioso.

Dicho esto se dio la vuelta y desapareció de mi vista. Justo en ese momento me di cuenta de que en todo el rato que habíamos estado juntos no me había dicho prácticamente nada de él. Todo eso me daba igual, solo quería volver a verlo. El chico misterioso me había dejado totalmente enamorada.